Día 24

Hoy:

  • Boris Johnson ha ingresado en un hospital para tratarlo de coronavirus (seguro que ahora le parece más serio todo esto que está ocurriendo)
  • Seis felinos (tres tigres y tres leones) del zoo del Bronx están infectados de coronavirus presuntamente transmitido por su cuidador.
  • Una anciana de 104 años que ya superó la “gripe española” ha sido dada de alta de la infección por coronavirus.
  • Detienen a un empresario gallego por robar casi 2 millones de mascarillas y material sanitario para venderlo.
  • 135.032 Casos de coronavirus en España, que nos dejan 13.169 muertos y 40.437 enfermos recuperados.

He salido de compras:

Durante el estado de alarma, el primer día que salí a comprar parecía un planeta desierto, pero hoy, he vuelto a salir a comprar y la cosa ha cambiado. Muchos o demasiados coches circulando, y no sólo furgonetas de reparto y camiones, sino vehículos particulares. Fui al estanco de San Juan para comprar el tabaco que me gusta, ya que en Almensilla e incluso en Coria, no lo encuentro. Cuando crucé Ciudad Aljarafe vi a personas “paseando” de forma independiente, incluso sin mascarillas. Al llegar al estanco tuve que esperar mi turno para que me atendieran, comprobando cuantas personas iban y venían por las calles, y la cantidad de coches que circulaban por el Barrio Alto. Al terminar mi compra fui al veterinario de Coria que le tenía encargadas unas pastillas para mi perrita, que ya es mayor, y lo mismo, cola para el veterinario y mientras observaba como pasaban muchos coches y personas andando. Por último, tenía que comprar muchas cosas en el Mercadona, por lo que decidí ir al que se encuentra en el cruce de Coria-Almensilla. El parking estaba a rebosar y dentro no mejoraba la cosa. Casi todos llevábamos mascarillas, aunque había algunos que no tenían, pero la cantidad de personas que había era similar a la de cualquier día que haya ido antes del estado de alarma, con la única salvedad que sólo iba una persona por carro y que casi todos tenían sus protecciones anticoronarias, pero la cantidad de compradores era muy abultada. La mayoría de las cajas estaban funcionando para que no se acumularan muchas personas en cola, pero como digo, no parecía que existiera demasiado confinamiento.

Una vez que llegué a mi casa, directo a la ducha, y la ropa que llevaba puesta, directa a la lavadora, mientras mi hija y mi mujer descargaban la compra pulverizándolo todo con un espray de agua y lejía.

Desconozco cuánto durará este estado de alarma y estas restricciones (algunos dicen que llegaremos a julio) pero creo que se están relajando las posturas tan excepcionales que teníamos puesta en práctica al principio ¡Miedo me da!

Por cierto, vuelve a estar aparcada en la calle la máquina excavadora del vecino de la casa junto a los contenedores de la vereda principal, entre las calles 2 y 3. Seguramente tendrá problemas de oído o adormilados los sentimientos de vecindad.

¡A por otro día!

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